jueves, septiembre 22, 2005

Por vivir (contigo).

Y tal vez es cierto, con estos 22 años muchas cosas por vivir quedan aun. Pero eso no quita las vividas. Llevo dentro tal vez, los mismos dolores, los mismos pesares, las mismas alegrías, las mismas fantasías, los mismos sueños, los de todos, los de siempre. Y no molesta hoy aquí que dudes de ello, yo también lo haría. Pero lejos debería estar la duda de convertirse en barrera. Y lejos cualquier barrera, de frenar al corazón, porque con ellas, se separo el negro del blanco, el chico del grande, el sol de la luna. Solo te pido que lo pienses, no es locura si puedes imaginarlo, mas si no, estas líneas no deberían pertenecerte.
Y tal vez es cierto, con estos 22 años muchas cosas por vivir quedan aun. Pero como ser más feliz que viviéndolas contigo.

jueves, septiembre 08, 2005

EL ANILLO DORADO

Miraba fijo esa noche girando un anillo sostenido entre el pulgar y el índice, el grabado sobre el oro, del lado de adentro. Lo apoyó en la barra, tomó el vaso y bebió hasta el final, volvió a tomar el anillo. Dejó el bar. Se decidió a entrar cuando estaba atardeciendo, aunque no era común en él beber, pensó que tal vez sería bueno olvidar algunas cosas y recordar tantas otras. Las imágenes se proyectaban como salidas de sus ojos en las paredes, en el piso y en el techo. Miraba fijo esa noche girando un anillo sostenido entre el pulgar y el índice, el grabado sobre el oro, del lado de adentro. Lo apoyó en la barra, tomó el vaso, bebió hasta el final, volvió a tomar el anillo. Dejó el bar. Es duro sobrellevar las pérdidas, es duro enterrar lo más querido. Luego de depositar colectivamente sus restos en tierra, se alejó llorando, a pié. El mundo no dejó de atormentarlo, sentía la culpa de sentir impotencia. Sentía la impotencia de no poder luchar contra algunas fuerzas. Sentía su fuerza vencerse por la culpa. Se decidió a entrar cuando estaba atardeciendo, aunque no era común en él beber, pensó que tal vez sería bueno olvidar algunas cosas y recordar tantas otras. Las imágenes se proyectaban como salidas de sus ojos en las paredes, en el piso y en el techo. Miraba fijo esa noche girando un anillo sostenido entre el pulgar y el índice, el grabado sobre el oro, del lado de adentro. Lo apoyó en la barra, tomó el vaso, bebió hasta el final, volvió a tomar el anillo. Dejó el bar. Miraba fijamente su cuerpo, lo sentía escaparse debajo de la lluvia como un terrón de azúcar, dulce como la miel, frágil como el cristal, eterno como la arena. Le dijo adiós sin saber porqué, la miraba a los ojos. La ayudaba a volar. Es duro sobrellevar las pérdidas, es duro enterrar lo más querido. Luego de depositar colectivamente sus restos en tierra, se alejó llorando, a pié. El mundo no dejó de atormentarlo, sentía la culpa de sentir impotencia. Sentía la impotencia de no poder luchar contra algunas fuerzas. Sentía su fuerza vencerse por la culpa. Se decidió a entrar cuando estaba atardeciendo, aunque no era común en él beber, pensó que tal vez sería bueno olvidar algunas cosas y recordar tantas otras. Las imágenes se proyectaban como salidas de sus ojos en las paredes, en el piso y en el techo. Miraba fijo esa noche girando un anillo sostenido entre el pulgar y el índice, el grabado sobre el oro, del lado de adentro. Lo apoyó en la barra, tomó el vaso, bebió hasta el final, volvió a tomar el anillo. Dejó el bar.

domingo, septiembre 04, 2005

REFRITOS



Es por el estudio, o por el trabajo, por los proyectos, o por todo junto. Hace tiempo que tengo ganas de hacerlo, y tal vez este sea el momento. No, no voy a cerrar el blog, voy a hacer algo que varios lo considerarían peor. Pero realmente hay muchas cosas que escribí cuando mucha gente no entraba, y muchas que se leyeron pero considero son demasiado mías, y quiero compartirlas. De aquí, en adelante, todas las semanas, un refrito de El Dado. Y si algo nuevo aparece, irá en el medio. Saludos a toda la gente.