jueves, junio 14, 2012

Las arrugas


Para algunos solo tiempo que pasó y erosionó la piel, agua o viento, casi nada. Para otros las heridas de viejas derrotas, de algunos lamentos sepultados en el pliegue de una tela, en la cara, en las manos. Para Julieta, almacenamiento. Cada arruga cuenta una historia, solo hay que saber leerlas. Ella tenía exactamente 103 arrugas bien recordadas y otras tantas que quedaban en la espalda, ocultas de la razón o la memoria. Las llamaban “exiliadas”, y eran las hijas no queridas bien ocultas a la sombra del olvido. Eran las más profundas, esas que no tapan las cremas, esas que no nos dejan en paz. Esas que ni las arrugas de la cara consiguen tapar. Son las que en verdad importan. Son las que Romeo quería conocer sin importar el precio, sin importar que detrás de la búsqueda, tan solo quedara poción y muerte. Son las que valían la pena.