martes, diciembre 28, 2004

DEL AMOR

Y un día el mismísimo Satán se disfrazó de cupido sin que nadie lo supiera y salió por las calles a cruzar a las personas más desiguales para que el mundo viviera en caos. Y mezcló negros con blancos, norteños y sureños, judíos y cristianos. Un rabino dejó a su mujer enamorado de una monja, y un esquimal aprendió a vivir en Brasil porque su amor estaba junto a una mulata. Las golondrinas buscaron los inviernos pues el frío las atraía, y preferían ver los árboles desnudos. Satán vio que lo había logrado, se quitó el disfraz y volvió al averno.
En su hogar, comía manjares mientras se regocijaba con el daño que había causado, y decidido, tomó su tridente, se hizo invisible a los ojos de los humanos, que no ven el mal en su forma más básica, y salió a ver su hazaña.
Al llegar a la superficie, el mundo seguía en perfecta armonía, incluso mejor de lo que lo había visto por última vez. El mundo aprendió a amar, el diablo aprendió a llorar.

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