jueves, junio 14, 2007

BUSCANDO

Buscando, llegando, encuentro y no me salgo
Pues ya no tengo límites, lo hago imprescindible
Que sería de esta vez o aquella
Si toda mi vida hubiese sido una belleza
Siento mi peso correr, es estado de mi mente
No se echó todo a perder
Busco remediar una cicatriz, belleza espiritual
Legado espiritual me di
Una saga creando la llaga terrestre
Me quiero encontrar en el lado eficiente
Perdí un tiempo, gané un sentido
Estuve sentado, partido, resentido
Escuchando el aire aprendí a elegir
Mis relatos ordenados comenzaron a regir
La esencia está cerca de tu temor
Destruye el imperio del gran tumor
Algo se refleja y no es tu sombra…"

Al menos llegó ese día en donde todo dejó de dejar de sorprenderme. Hace mucho tiempo comencé una búsqueda que parece estar llegando a su fin. Pero mucho antes, tuve que dejar de buscar infinidad de cosas. Entre las razones para tomar tal decisión, parece ser que hay veces que las búsquedas se convierten en obsesión, y como siempre, la obsesión se ubica en un extremo. Cerré algunas puertas con mis conclusiones. El fantasma de un árbol crecido, pero con raíces inexistentes, existe. Y es que recuerdo que las respuestas a mis preguntas no llegaron jamás, simplemente, dejé de preguntar. Tal vez algo empujado, pero eternamente agradecido, seguí adelante, negando mi naturaleza inquisitiva, y peor aún, negando mi naturaleza de lucha. Depuse la espada, anteponiendo la pluma, y las batallas cesaron pues las descargas habían comenzado. Pero tiempo más tarde, recibí el mismo empujón, porque de haber sido necesario, habría levantado nuevamente la espada. Concluyo hoy, en esta posibilidad de elegir que batallas pelear. Pero al firmar una tregua, siempre escondo algo, y eso, tarde o temprano resurge. Hace mucho tiempo, deformemente las tropas contrarias se rearmaron y me reclamaron lucha. Pero hay tantas voces, y es tanto el ruido que al final por fin el fin. Jamás volví a levantar mi espada, pero nunca logré soltarla. La palabra llega lejos, y el ímpetu de mi voz comienza a ser más letal aún cuando tiene otras intenciones. Pero se escuchan los golpes. Siento que me atan, me conectan, oprimen algún botón y me contienen. Hay búsquedas que terminan. Búsquedas que comienzan. Búsquedas que resurgen.

Podré perder todo en alguna batalla, pero prefiero que así sea, de golpe, antes que la tortura del lento desmembramiento que la negación del propio ser genera, se apodere de lo que queda de este nuevo y humilde mortal.

¿Volverá a llegar tan lejos el sonido de las espadas chocando? ¿Volverán a escucharse esas paredes caer? ¿Volverá alguna vez el luchador? ¿Volverá alguna vez la fuerza que alguna vez supe tener? ¿Sabré estar a la altura de tal don?