jueves, enero 02, 2014

Instantáneas

"Llegás tarde" ella reprochó con verdadero enojo, entregándole alguna correspondencia arrugada e irrelevante, apoyándola contra su pecho disimulando el empujón. "O demasiado temprano" pensó él, sonriendo para adentro mientras abría el sobre, rompiéndolo desprolijo, y tanteaba la pared para prender la luz, así, vagamente, sabiendo que no tenía ni la menor intención de leer, ni mucho menos de seguirla hasta la cama, donde seguramente les esperaba una pelea.
Se encontraban en los pasillos, casualmente, y siempre el mismo revoleo de ojos, entre vergonzosos y molestos, y labios apretados de sonrisa conteniendo el escape, y falsa sorpresa estirando las cejas. Una mueca que ya constituía un saludo. Era tarde o temprano, no estaba decidido.
Una noche entre vasos largos y fantasmas de sifones que asustan tintos, la música fuerte, ella, palabra diestra y él, tartamudeo piadoso, y las carcajadas, siempre gritos permitidos, violencia feliz, pirotecnia del alma.
Una madrugada de ocho, movimiento, contractura y complicidad. El gesto de cabeza gacha (el caño) y las pupilas apuntando hacia arriba (la mira), la sonrisa en perspectiva (el gatillo), un disparo y la quietud.
Alguno de los primeros mediodías, de filas y polémicas, de inviernos y llegadas inconscientes, de frios y charlas inocentes, de no entender lo que no estaba por pasar.

No hay comentarios.: