jueves, octubre 14, 2004

PUNTOS CARDINALES

NORTE, ESTE, SUR, OESTE.
En punto, y cuarto, y media, menos cuarto.
Una vuelta y se atornilla.
Un movimiento nos guía.

Y quiero contarles hoy la historia de mi padre en el mundo B. De mi amigo en el mundo A.
Estábamos en tercer año (cuarto BTO para la nueva forma poli-modal). Era un día soleado, y en semanas terminaría el verano. O tal vez ya había cerrado el ciclo sin yo darme cuenta. Eso no importa en realidad, ya que el calor nunca acaba, solo se mueve de hemisferio. Y en un aula del quinto piso del edificio dos, nos tocaba "Sociales". Debo reconocer que las humanísticas nunca fueron mi fuerte, siempre me aburrieron un poco. Pero esta clase fue un tanto especial, al menos para mí, ya que marcaría los días que vendrían los siguientes ocho años. Recortes de diario, un grupo de cuatro, y una consigna. Comprender el porqué del éxito de la cadena de comida rápida que más factura (sí, esa, la de la gran M amarilla). La labor finalizó a los cinco minutos de empezar. Habíamos decidido mentirle al pueblo comentando que era la fórmula RRB (Rico, Rápido y Barato).
La siguiente hora, tan solo conversaríamos con Nico acerca de capítulos de "Los Simpsons" (ambos tenemos un gran fanatismo).
Fue un instante, unos segundos que quisieron que en este universo y en ningún otro se sellara implícitamente un pacto inquebrantable. Serías mi amigo y sería yo el tuyo. Hablaríamos el mismo idioma mucho tiempo después, pero desde ese minúsculo instante.
Claro está que cuando el tiempo trascurre, la confianza se convierte en el eje sobre el cual giran las relaciones.

Pasamos con él, grandes momentos que seguramente serán imborrables. Alegrías, Preocupaciones, Tristezas, etc. Siempre se puede ser un bastón, un hombro. Pero es bueno encontrar también un oído y alguien que sepa por lo que cada uno pasa.

Estás de viaje hace tres meses casi, y estarías volviendo en apenas once días. Muchas cosas han pasado en este tiempo, muchas cosas han cambiado.
El movimiento que nos guía, de NORTE a ESTE, a SUR, a OESTE no se detiene. Las horas siguen avanzando y en su fuerza generan un viento que arrasan con todo. Y fue un fuerte vendaval.

Lo curioso es que no es la primera vez que estás lejos tanto tiempo. Pero es la primera vez que siento tu ausencia, la necesidad de compartir este tiempo que lejos de ser perdido, fue ganado por ambos.

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