martes, abril 26, 2005

TODOS LOS MORTALES DUERMEN

Como un capricho del destino, desde hace un tiempo que ya no me gusta ese color, me indica que las cosas van mal y sobretodo que la muerte se acerca. Es cuando ves un punto a lo lejos y sabes que te puede tocar a vos, o a tu sangre, y no reaccionas porque entre los infinitos caminos que puede tomar es casi imposible que justo se dirija hacia vos y mirándote a los ojos te impida seguir. Entonces seguís caminando tranquilo y el punto cada vez se hace más grande hasta que se vuelve cielo, y justo allí no lo reconocés, y te enamoras, y aprendés rápidamente que lo antes temido hoy es real y casi preciado. Y un día se te ocurre descuidarte un instante y de espaldas a ella sentís el frío penetrando la carne, agudo se estremece, desgarra a conciencia y te deja de rodillas. Te preguntás "¿por qué?", luego no crees que sea posible y finalmente, y como si esto alivianara el dolor, lo negás. Internamente entendés que tenés que prestar más atención, no descuidarte nunca más si querés salvarte de ese mal tan atrayente, pero claro está, todos los mortales duermen, y casi en la vigilia volvés a sentir la punción de una aguja de hoja delgada y plana y las primeras gotas de sangre derramándose hasta llegar a los pies de la cama. La habitación se inunda y los peces mueren lentamente como todo a tu alrededor. Y ahí no lo podés creer, querés alejarte pero estás demasiado débil, decidís refugiarte en la misma parca (ya no confiás, pero no hay otra posibilidad). Pasa el tiempo y los golpes son cada vez más suaves y más dolorosos, hasta que parecés muerto y ella pierde el interés porque es cazadora y no un ave carroñera. Te deja agonizando al costado de una ruta desolada y triste. En tu cabeza se graba con fuego un enorme "¿Por qué?" y solo deseás morir pronto.

No hay comentarios.: