lunes, abril 26, 2004

BARRERAS (ESCUCHE BIEN Y ENTENDI TODO)

¿Realmente podemos confiar en que esa pequeña cadenita que ata a los elefantes de un tronco pequeño, pueda protegernos de una brutal envestida? Jaja, Ingenuos. En realidad, la técnica pasa por otro lado, claro está, de otra forma, el humano de circo sería una especie en peligro de extinción. Ocurre pues, el fenómeno al que yo denomino “barrera”. ¿Qué quiero decir con esto? Que al elefante se lo encadena de joven, de pequeño, cuando aun es débil. Este, intenta desesperadamente escapar, pero sus fuerzas no alcanzan, por lo que luego de meses de intentarlo, se da por vencido y queda marcado con una actitud negativa (cualquier estudio neurológico, corrobora esta teoría). Luego, al crecer, el elefante tiene la fuerza necesaria para escapar, pero también el preconcepto de que es imposible.
Entonces, el ser humano se siente increíblemente poderoso y piensa, JAJA, lo engañé. Pero no se da cuenta que cae en la misma trampa. Si, lo que estoy tratando de decir es que este tipo de técnicas se aplican constantemente en seres humanos, y que somos tan soberbios, que ni siquiera nos damos cuenta. Un ejemplo típico es la barrera, por la que pasa el tren. Es físicamente imposible que dos trozos de madera, logren frenar la embestida de un automóvil, y hasta inevitable por estos medios, lograr preservar la seguridad de la gente. Pero estamos educados desde pequeños y sabemos que no debemos cruzar las barreras cuando están bajas. La razón: Nuestra seguridad y la de los que nos rodean. Pero existen otras barreras que nos imponen diariamente, como ser, las diferencias raciales, religiosas, culturales, económicas (solo por enumerar algunas). En varios colegios nos enseñan que alguna raza dominó a otra porque eran más fuertes, inteligentes o por algún otro tipo de virtud. En varios templos de distintas religiones, nos enseñan que los otros son distintos, que son raros, que no piensan como uno y que eso es motivo suficiente para alejarse, porque claro, a ninguna persona que se llene los bolsillos a costa de la fe de los mortales, les convienen que ellos miren otra realidad. En fin, millones de barreras, tantas que olvidamos siempre y caemos víctimas de nuestra propia trampa.
¿A ver quien se ríe ahora del elefante?

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