viernes, agosto 20, 2004

EL ALTERNANTE

Por las mañanas de cada día par, Román despierta feliz. Sale a la calle sonriente, oliendo el aroma de las veredas recién baldeadas por los obreros de azul. Trabaja constante sin distraerse, pero alegre de dedicarse a sus labores. Los atardeceres lo atrapan y lo llevan a ese mundo blanco y negro que realza su deseo romántico.
Por las mañanas de cada día impar, Román despierta triste. Salta de la cama con fuerza, ya que sabe que es la única manera de tener energía para llegar al final del día. Le molestan las veredas húmedas. Los días soleados y lluviosos le parecen igual de horribles. Su trabajo le disgusta, lo aborrece. Los atardeceres lo deprimen, ya que como muere el día, muere su alma.
Es decir que Román tiene suerte en los meses de 30 días, ya que no le tocan dos días impares de manera consecutiva. Y los Febreros de cada año bisiesto, son una tortura.




Este post es para todos, pero quiero contarles que gracias a PI, todos mis días son pares.

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