martes, agosto 03, 2004

LEJANO ESTE (Parte I)

Historias de un muchacho del Oeste...

Tal vez sea solo una hipótesis, tal vez no. Pero quiero describir algunas cuestiones que ocurren por vivir de un lado o el otro de la ciudad (y Gran Buenos Aires). En primer lugar, existe una diferencia enorme en cuanto a la salud ocular de las personas que viven al este y al oeste de la ciudad, es decir. Las personas que viven en la zona oeste, tienen mayor probabilidad de tener que moverse al este por las mañanas para ir a trabajar, estudiar o realizar alguna actividad fuera de la casa. Las personas que viven al este, tienen esta posibilidad también, pero la mayor probabilidad es que les toque moverse al oeste por las mañanas. Por lo tanto, si el sol sale por el este, y se oculta por el oeste (verso que nos hacen aprender en la escuela primaria, aunque en realidad es producto del movimiento de rotación de la tierra sobre su propio eje, el fenómeno de la aparición y desaparición de nuestra estrella), es probable que a la gente del oeste, el sol los encandile por la mañana, al salir de sus casas y dirigirse hacia los puestos determinados.
En un orden recíproco, es posible trazar una dependencia de la generalización anterior basándonos en principios básicos y asumiendo los riesgos que toda generalización significa. Al ocultarse el sol, descendiendo por el horizonte oriental, la gente del oeste vuelve a sus casas y las del este a las suyas. Aplicando las mismas reglas para la deducción de este tipo de problemas, es sencillo llegar a la conclusión que la gente del oeste, se ve encandilada otra vez, al regresar a sus casas. Si tomamos los hechos anteriores como factos reales, es posible inferir la siguiente conclusión: "La vida útil de los globos oculares de la gente del oeste, es menor que la de la gente del este".

Continuará?

No hay comentarios.: