miércoles, septiembre 08, 2004

El pequeño gran amor

De quien no llegó jamás a ser, de la raíz trunca de mi propia semilla quien jamás creció, pues los vientos quisieron que la vida se escondiera entre los sombríos senderos de la muerte. Tus raíces derraman tierra aún que escribe mi nombre en rojo, sobre el dorso de un sobre en el cual te envías nuevamente hasta mis sueños, en donde tu sonrisa me tortura y me culpa de no evitar la guadaña que puso fin a tus alas. Responsabilidad que no creo tener. O tal vez sí, y por estar en un lugar en donde las razones quizás converjan lo sepas ahora y me envíes tu carta.

No odio soñarte, solo odio despertar y darme cuenta que nunca fuiste.

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