martes, junio 29, 2004

LA NOTA

No sé cómo llamarlas. Casualidades, causalidades, vueltas del destino... Prefiero que quede explicado como pequeñas cosas que hacen a grandes cosas.
A ver, máquina del tiempo...


Salimos el viernes 16 de enero a las 20:00 aproximadamente, con destino a Junín de los Andes. Cargados de cosas, cargados de expectativas. Cargados de un año que por suerte había terminado y nos mandaba de vacaciones.
La historia que se cuenta en Postales del Sur, es la que fui escribiendo allí, pero hay detalles, que parecen insignificantes, que se convierten en tal vez, los más importantes.

Llegamos a Junín de Los Andes con la idea de refugiarnos rápidamente a orillas del Lago Paimún. En el viaje habíamos conocido a las tres chicas con las que compartimos ruta durante algunos días. Pero allí, en la combi, camino al camping Piedra Mala, las conocimos a ellas. Con gustos diferentes y tal vez, otras afinidades, no compartimos demasiado tiempo. Es cierto que acampamos cerca y la primera noche cenamos juntos y compartimos el fogón. Al día siguiente, dividimos rumbos. Pensé que jamás volveríamos a velas, pero realmente en aquel momento, no me influyó.

La ruta siguió (En postales puede verse). Hermosos paisajes, espejos de agua, caminatas, excursiones no convencionales.

Estábamos ya en Bariloche, en el Hostel Patagonia Inn. El miércoles 28 de Enero de 2004, nos reencontramos. Reconozco muy a mi pesar (porque a pesar de tener memoria, estaba de vacaciones), que si bien las conocía, no sabía bien de donde. Al llegar a la habitación, le pregunté a Fer: "¿Quienes son?". "Sil, Sole y Naty, del Paimún", me respondió. Claro, eran ellas. Las vueltas de la vida hizo que nos encontráramos allí.

Luego de la caminata, ascenso y excursión al Tronador, descendimos y seguimos literalmente de joda. Pero sin ellas. Recuerdo que al regresar, sucios, rotos, doloridos, las encontramos allí. Sil no estaba. Se había enfermado y estaba encerrada en la habitación. Truco, Puchos, Risas, y luego comida. Salimos sin ellas. Regresamos tarde. Intenté quedarme despierto pero el sueño me venció. Me fui a dormir. Al despertarme, Fer y Marce ya lo habían hecho horas atrás, y me mostraron la notita que ellas nos habían dejado. Fue un lindo detalle, pero nada más. La guardamos en el cuaderno de viaje, con los demás datos.

El lunes 2 de febrero, en el trabajo, comenzamos a charlar. MSN siempre ayuda. Quedamos en encontrarnos una vez más. Había tanta gente que teníamos que reencontrar (y que aún no lo hicimos). Pero ellas fueron en ese momento. Nada había pactado, no nos conocíamos casi. Pero el destino quiso que la noche fuese perfecta. Nos divertimos, bebimos y partimos cuando faltaban minutos para que el sol se levante de su siesta con la furia de los últimos días de calor. Ese sábado 28 de febrero marcó algo. Nunca pensé volver a verlas, pero las cosas se dieron y hoy hay formada una linda amistad. Amistad que nació inexplicablemente por las vueltas de las casualidades. Amistad que no se buscó, sino que surgió pura y solitaria desde el horizonte y caminó velozmente hasta nosotros. Amistad que espero, jamás termine.

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